Caminos y palabras

El sonido de los viajes, su musiquilla de fondo… La ilusión cuando compras los billetes, las expectativas cuando se acerca la fecha, los sitios desconocidos, las culturas nuevas, la gente extraña que después se vuelve amiga… Esas constantes ganas de explorar, de indagar, de impregnarte de cosas nuevas.

Pero cuando no eres tú, sino alguien a quien quieres mucho, el que no para de viajar, la cosa cambia, te alegras, pero también entristeces, echas de menos su compañía, sus palabras, las tertulias… No es fácil encontrar a alguien con quien puedas hablar horas y horas sin aburrirte ni un poquito. Alguien con quien puedas estar en un  silencio no incómodo. Alguien que te entienda a la perfección, cada fibra, cada suspiro, cada letra de lo que dices… y viceversa…

Yo encontré a esta persona hace tiempo y se va muchas veces de mi lado, y cada vez que lo hace la echo de menos y cada vez que vuelve enloquezco de alegría. Pero al final lo que importa no es dónde vaya o por cuánto tiempo, he aprendido que lo importante es que existe y que la he encontrado, o ella a mí…

¡Que nunca cesen los viajes, ni los amigos, ni las tertulias, ni las palabras por encima de la no comunicación, ni las buenas intenciones, ni los milagros cotidianos de la existencia!


Noe